El Láser es un sistema que produce un intenso pero suave destello de luz que fragmenta y destruye los pigmentos de forma selectiva sin dañar los tejidos y estructuras adyacentes. Los láseres con tecnología Q-switched, emiten pulsos de nanosegundos, y la base del tratamiento no tiene efecto térmico, y sí fotoacústico, que permiten el fraccionamiento del pigmento usado en el tatuaje en millones de microfragmentos que posteriormente serán fagocitadas por los macrófagos del organismo.

El tratamiento consiste en destruir de forma controlada las lesiones pigmentarias de la piel y dermis superficial mediante el empleo de láser. Es necesario que usted nos aporte la calidad de la tinta que ha sido utilizada. Las partículas mayores de 40 micras no podrán ser eliminadas. La tinta crea una reacción a cuerpo extraño en la piel, y el cuerpo siempre tratará de eliminarla. El haz de láser tiene una especial afinidad por diversos colores (rojo, azul, verde, negro) produciendo la destrucción de la lesión con un mínimo daño en el tejido adyacente.          Para obtener mejores resultados es necesaria la repetición del tratamiento, dependiendo el número de sesiones del tipo de lesión, del tipo de pigmento, de su tamaño y su profundidad en la dermis. El intervalo entre las sesiones será de 4 a 6 semanas. En el caso de tatuajes tipo amateur se suelen necesitar unas 5 sesiones de tratamiento. Para tatuajes profesionales son necesarias 9-12 sesiones de tratamiento.

Compartir: